dimecres, d’abril 11

UNA VIDA CENTENARIA EN EL MAR

Aún recuerdo aquellos días previos a mi botadura en la playa de Torrevieja. Mi padre, Pascual Flores, había seguido de cerca los últimos preparativos para que ese día luciera pulida, pintada y engalanada con tres inmensas telas que me impulsarían por mares lejanos. Me ilusionaba pensar que podría llegar a ser como aquel crucero del horizonte, o el gran velero de bandera extranjera amarrado cerca de mí y vivir experiencias en aguas lejanas.
Mis primeros ocho años fueron extraordinarios. Pude viajar por el Mediterráneo hasta las Islas Baleares y, no os lo creeríais, llegar hasta en dos ocasiones a Cuba. Desde entonces, tras una temporada algo convulsa, sólo pude transportar mercancías y pasajeros durante muchos años.
Ahora vuelvo a sentirme estimada en Barcelona. Muchos niños vienen a verme y les explican cómo un pailebote centenario llamado Santa Eulalia vivió grandes aventuras sobre el mar.

Brisa

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada

Comenta