Algún iluminado ha hecho creer al Almirantazgo que el futuro de la navegación está en esas máquinas de vapor, ¡que bruto! El viento, el viento de toda la vida es el que mueve barcos.
Pues bien, para probar el nuevo invento han escogido un pailebote centenario a punto de desguazar, le han quitado el palo mayor, han instalado una caldera con una chimenea altísima en su lugar y en los costados han colocado dos ruedas de molino, a saber de dónde las han sacado, por eso estamos haciendo pruebas de velocidad en el canal de Southampton.
Todo iba más o menos correcto hasta que, al virar la boya colocada delante del fuerte de Calshot, algo se ha descompensado, las ruedas se han roto y hemos quedado al pairo, sin ruedas ni velamen. Campeones.
El único vapor que puede existir a bordo es de la olla de la cocina, ¡caray!!
Rafa
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