dijous, de març 8

UNA VIEJA LEYENDA

Me crujen las tablas, estiro las velas al viento para alisar mis arrugas. Observo cómo la araña teje su tela de plata, apacible, recreándose al ver cómo el sol hace brillar su magnífica obra. Siento cómo la carcoma me corroe por dentro buscando mi corazón de roble, no me dejaré abatir.
Hace años cuando yo acababa de nacer, el mundo era mío y yo rompía en el mar con la fuerza del viento entre mis manos. Las sirenas me cantaban al oído sus mejores canciones y hasta Zeus a mi paso hacía rugir los truenos, yo era único.
Ahora aquí anclado, encadenado a este puerto, me veo morir. Qué puede esperar "Un Pailebote Centenario", ya nadie recuerda mi gran nombre "Santa Eulalia", perfecto para una leyenda que se pierde en el tiempo.

Dorada

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